Vivimos en un mundo de circuitos. Circuitos cada vez más pequeños. Desde la invención del circuito integrado en 1958 (un elemento cada vez más complejo a medida que la tecnología avanza y que permite combinar varios componentes en una sola pieza), la electrónica no deja de ganar campos.
Antes un lavarropas era una máquina que se llenaba con agua, se le agregaba jabón y se giraba a mano hasta que la ropa que se ponía en su interior quedaba limpia. Hoy es una máquina de motor controlada por un tablero de comando que permite realizar muchos programas de lavado. Básicamente, es una pequeña computadora que controla un mecanismo para lavar ropa.
Lo mismo pasa con más y más elementos de uso cotidiano. El automóvil, que en el pasado era una máquina puramente mecánica, hoy tiene integrados infinidad de elementos electrónicos, desde encendidos automáticos hasta computadoras de navegación. Detrás de cada uno de estos adelantos existe un micromundo de circuitos, complejas pistas eléctricas que el técnico en electrónica proyecta, construye y repara.
La producción industrial depende de la electrónica. Gran parte de la maquinaria utilizada está controlada por paneles electrónicos, cuando no se trata de robots que realizan tareas en forma totalmente automatizada.
En este panorama, el técnico en electrónica es cada vez un oficio más y más imprescindible. Desde nuestro televisor familiar hasta complejos mecanismos que dirigen industrias enteras, en caso de falla todo depende de los conocimientos y las habilidades de una persona que, lupa en mano y soldador disponible, utiliza sus sutiles instrumentos para reparar o cambiar algunos de los dispositivos más complicados y delicados que la humanidad ha fabricado. Su capacidad de abstraer el funcionamiento de las cosas es su principal herramienta; la vista y el pulso son sus bienes más preciados cuando la destreza del técnico está al servicio de la reparación.
Hermano del técnico en electrónica es el programador, quien escribe los programas que luego se ejecutan en algunos circuitos electrónicos. Ambos especialistas deben trabajar en conjunto para, al día de hoy y sin exagerar, mantener al mundo en funcionamiento.