La vida del ser humano empieza dentro del cuerpo de nuestra madre. Por eso las mujeres tienen un órgano –el útero o matriz– especialmente preparado para alojarnos hasta el nacimiento. Es una especie de burbuja protectora en la que nos alimentamos y crecemos hasta que estamos prontos para salir al mundo. La palabra matriz viene de madre.
En la industria cada objeto que se fabrica nace de un molde que también se llama matriz. Esta matriz es la base para producir objetos en serie, uno de los principales avances de la Revolución Industrial. Es lo que da forma a casi todas las cosas que nos rodean, como los automóviles, las botellas, los cubiertos y los juguetes.
Para construir una casa, el maquetista fabrica una maqueta –un modelo a escala de la casa– basándose en el diseño del arquitecto. De manera similar, para fabricar un tenedor, el modelista crea un modelo con la forma y el tamaño exactos basándose en los dibujos y especificaciones del diseñador industrial. Es entonces cuando interviene el matricero: a partir de ese modelo, crea el molde que dará forma a los cientos o miles de tenedores, todos idénticos, que luego encontraremos en las tiendas.
Muchas matrices son cáscaras de la forma original, en cuyo interior adquieren forma los objetos. Como al jugar con la arena de la playa, el balde es la matriz de las torres de nuestros castillos.
Los matriceros crean los moldes a partir de piezas generalmente metálicas, pero también de otros materiales, como yeso, madera o arena. Una vez terminadas, estas piezas irán acopladas a grandes máquinas para dar la forma final al producto. Por eso un matricero tiene algo de escultor, de herrero, de soldador y de mecánico. También debe tener conocimientos de ingeniería, ya que cada material se comporta de manera distinta: por ejemplo, la matriz de un plato de cerámica debe ser un poco más grande que el plato, ya que este material encoge al secarse. Algo parecido ocurre con el vidrio y con el metal. Por ejemplo, para fabricar el parabrisas de un auto hay que calcular bien los cambios que sufre el vidrio no solo en el tamaño sino también en la forma, para que al enfriarse tenga la curvatura exacta que se precisa. Y para hacer la puerta del auto, la matriz se ensambla en una máquina hidráulica, que deberá golpear la chapa metálica con la fuerza justa para darle la forma deseada.
A lo largo de todo el proceso industrial el matricero debe tomar precauciones para no quemarse con materiales fundidos, cortarse con bordes filosos, intoxicarse con vapores tóxicos o ser golpeado por las enormes máquinas. Cada material implica sus riesgos y sus medidas específicas para prevenirlos.
La mayoría de los objetos que nos rodean fueron producidos gracias a la dedicada labor del matricero, pero por más que lo intente jamás podrá sustituir a las matriceras originales creadoras de vida: nuestras madres.