La Primera Guerra Mundial marcó el inicio de un ciclo de conflictos bélicos que caracterizó al siglo XX y también el final de una época, la del predominio indiscutido de Europa como potencia. Duró cuatro años, enfrentó a las principales potencias del mundo, movilizó a más de 50 millones de soldados, afectó a tres continentes en forma directa, Europa, Asia y África, y al mundo entero indirectamente.

 

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Quienes vivieron la Primera Guerra Mundial la llamaron la Gran Guerra, y estaban convencidos de que sería la última. Aunque comenzó en Europa, rápidamente se convirtió en un conflicto mundial, ya que las potencias colonialistas tenían posesiones distribuidas por todo el planeta. Luego de la Primera Guerra Mundial el mundo no volvió a ser el mismo.
El sistema de alianzas, conformado por los principales países europeos durante veinte años, posibilitó el comienzo de la guerra. En quince días se desencadenó la guerra y más de una decena de países quedaron enfrentados. Los bandos estaban reunidos en dos grandes sistemas de alianzas. De un lado los aliados: Gran Bretaña, Francia, Italia, Rusia (que en 1917 abandonó la guerra al producirse la Revolución rusa) y Estados Unidos (que ingresa a partir de 1917). Del otro lado, las potencias centrales: Alemania, Austria-Hungría, el Imperio otomano y Bulgaria.
Durante este conflicto, las potencias comenzaron el desarrollo de la tecnología bélica: el tanque, los gases tóxicos, las armas de precisión, los submarinos y los aviones; estos dos últimos permitieron que cualquier parte del mundo pudiera convertirse en campo de batalla.
La larga guerra tuvo distintas etapas. Inicialmente, la guerra de movimientos, una guerra rápida, con avances fulminantes de los bandos durante los primeros meses. A partir de 1915 se instaló la guerra de posiciones y por tres años los frentes permanecieron casi fijos. Los soldados construyeron refugios, las trincheras, en los que permanecían meses en duros enfrentamientos.
En 1917 los Estados Unidos ingresaron a la guerra y desencadenaron el desenlace. La joven potencia americana aportó tropas frescas al bando aliado y rápidamente las potencias centrales fueron derrotadas. En octubre de 1918, Alemania y sus aliados firmaron la rendición.