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La crisis del petróleo 1973-1981 / Mundo

Ficha

Las primeras crisis del petróleo ocurrieron en la década de 1970. Por diversos motivos, el petróleo se volvió más escaso y su precio aumentó mucho en muy poco tiempo. La crisis golpeó a la economía mundial, que dependía demasiado del petróleo. Aunque luego de estas primeras crisis la producción de petróleo volvió a aumentar y el precio se estabilizó, quedó claro que había que buscar caminos alternativos como el ahorro energético y el aprovechamiento de fuentes de energía renovables.

La primera crisis del petróleo ocurrió en 1973, cuando los países árabes miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), además de Egipto, Siria, Túnez e Irán, decidieron dejar de exportar petróleo a los países que apoyaron a Israel en la guerra de Yom Kippur. Esta decisión afectó directamente a Estados Unidos y naciones de Europa occidental. Sin embargo, las consecuencias de la crisis fueron más amplias, pues la economía mundial dependía del petróleo para funcionar. La necesidad del ahorro energético comenzó a ser tomada en cuenta. El aumento del precio del petróleo y su desabastecimiento afectó a industrias, empresas y personas de todo el mundo. La caída del consumo y el aumento del desempleo y de la pobreza hicieron temer que la crisis fuera tan intensa como la de 1929.

La segunda crisis del petróleo llegó en 1979 como consecuencia del conflicto que enfrentó a Irán e Irak. Irán paralizó las exportaciones de petróleo y provocó un rápido aumento del precio. La lección de la primera crisis hizo que las potencias rápidamente pusieran en marcha un plan de restricciones en el consumo para hacer durar sus reservas el mayor tiempo posible.

En 1981, al terminar la crisis, aumentó la producción petrolera de Arabia Saudita y se reanudaron las exportaciones iraníes.

Las perspectivas actuales indican que el precio del petróleo ya no bajará, pues la explotación de nuevos pozos no alcanza a compensar la disminución en la producción de los pozos más viejos. Algunos productores que parecían tener fuentes inagotables ya han consumido por completo muchos de sus pozos más productivos. Esto plantea el reto de reconvertir la economía mundial hacia un modelo que no dependa exclusivamente del petróleo y que pueda apoyarse en fuentes renovables de energía.